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La recolección de información agrícola permite un mejor marco para la toma de decisiones en agricultura. A través de modelos predictivos se puede tener mayor certeza de los impactos del clima, condiciones de suelo y recursos hídricos, entre otros, sobre variables tan importantes como la calidad de la fruta, la concentración de azúcares y el rendimiento de los cultivos.



Herramientas como la inteligencia artificial están ayudando a tener ajustes dinámicos en los modelos que optimizan la toma de decisiones en tiempo real a la vez que calibran las

estimaciones para lograr mayor precisión. Todo ello a través de microprocesadores y equipos de mano que capturan información fácilmente. No obstante, al tener la agricultura una variedad relevante de cultivos, así como en muchos casos largos ciclos de vida de estos, aún tomará mucho más tiempo lograr capturar todo el upside de cada cultivo.


Por su parte, la nube ha permitido tener centros de información más seguros y veloces, así como más asequibles en precio a los agricultores (básicamente agroexportadores). Sistemas que permiten capturar la cadena de valor y mostrar mayor trazabilidad desde el campo hasta los retails (con acoplamiento de información entre las empresas) ha permitido lograr eficiencias y mayor confianza al consumidor.


Tanto la nube como la velocidad e interfase de los celulares permite un mejor manejo de la información. Ello ha explotado en el uso de aplicaciones que proveen información agrícola, manejo operativo de la empresa, así como servicios de diagnóstico de plagas y enfermedades, de proveeduría de fertilizantes y equipos, comercialización de productos, tiempo oportuno para la venta de un producto almacenable, etc. Todo ello bajo el paraguas de emprendimiento agrícola o Agtech. Uno de los países que más viene desarrollando este tipo de servicios de manera integrada y con intensidad de uso de plataformas agrícolas es India, que ha promovido lo que se le denomina Farm as a Service (Faas).


Por otro lado, en un sector donde existe un número importante de pequeños agricultores

(+570 millones), las iniciativas que ayuden a mejorar su calidad de vida vienen siendo

impulsadas por la propia cadena de valor, así como por proyectos sociales. La colaboración va desde tecnología básica de mensajes de texto que permite conectar agricultores para que se ayuden en temas agrícolas (por ejemplo, Wefarm) hasta Marketplaces que permiten a los pequeños agricultores ofrecer sus productos (por ejemplo, Agrostar y FarmLead); asimismo, existen plataformas (por ejemplo, Truce) que conectan a todos los jugadores en una cadena de valor.


Otros interesantes ejemplos se encuentran relacionados a la economía circular, como en el caso de las plataformas que promueven el mejor manejo de desperdicios alimenticios o compartir comida en buen estado, las que se ofrecen a través de estas plataformas y muchas de estas sin ningún tipo de costo para los involucrados.


No obstante, el uso de plataformas además de la tecnología per se, necesita de empresas que tengan flexibilidad y adaptabilidad para que realmente puedan generar eficiencias y permita fluir la información para la toma de decisiones. Así, una cultura de permanente aprendizaje es la apropiada para estos casos. Si bien empresas agroexportadoras puedan lograr ello; la dificultad se encuentra en la implementación para los pequeños agricultores por la dificultad de adaptarse a un mundo digital. Es importante tener en cuenta el nivel de seguridad, monitoreo y manejo de riesgos para proteger la información de la empresa y el consumidor, en especial en los sistemas de soporte de decisión (Decision Support System ? DSS) y en los sistemas de manejo de información agrícola (Farm Information Management System ? FIMS).